"Imparable" entretenida cinta de sobremesa.

Evidentemente no me esperaba nada antes de que se apagaran las luces para ver Imparable, y por eso creo que el resultado ha sido un pelín más satisfactorio. A ver, no estamos hablando ni mucho menos de una buena película, pero el resultado lo aprueba por los pelos gracias al carisma de Denzel Washington, bien secundado por Chris Pine. Tony Scott hace su segundo largometraje de trenes con Denzel, y lo cierto es que aquí le ha salido algo mejor la jugada que con su anterior largometraje.

Y es que quitando a los mencionados actores, lo mejor de Imparable es que se trata de una historia real. Y eso da miedo. Da miedo de saber que cierto tipo de personas, que no se toman en serio su trabajo, pueden llegar a poner en peligro miles de vidas humanas. Esa ineptitud y esa ignorancia ha provocado a lo largo de la Historia muchos desastres, y en este caso, el escenario del estado de Pensylvania era el lugar escogido para un verdadero crimen del siglo, a manos de un tren vacío a toda velocidad.

No sé que le pasa a Tony Scott, si se está volviendo algo torpe con la edad, o si han sido limitaciones del rodaje, pero ciertas escenas están muy mal rodadas. Causan mareo,y no te producen sensación de la velocidad y el peligro que marca la máquina. Hay que agradecer, eso sí, la ausencia por completo de CGI, y que todo esté rodado a la vieja ausanza. Sin embargo, esa falta de motivación a la hora de rodar escenas claves, hace que la película decaiga hasta niveles insospechados.

La película se salva solamente por el carisma en pantalla de Denzel, que está correcto, cuando un actor de su calibre nos ha dado obras maestras de papeles. Es una lástima, ya que últimamente no está eligiendo bien sus proyectos, aunque la calidad es algo que puede esconderse, pero seguro que volverá a salir a flote. A su lado, Chris Pine le sigue, sin demasiada dificultad (el papel no requiere casi nada, interpretativamente). Y Rosario Dawson, que también anda por ahí, sólo hace pegar un par de gritos y de gestos en toda la cinta.

Incluso la música de Harry Gregson Williams anda torpe, calcando ciertas partes de un temazo que tiene su maestro Hans Zimmer por ahí. Al menos la duración del film no es excesiva, y tras ciertos puntos, se hace algo más llevadero. Scott intenta emular ciertos planos y quiere dar esa sencación de máquina monstruosa como en esa maravilla "El diablo sobre ruedas" de Spielberg, pero evidentemente no le llega ni a la suela de los zapatos.

En definitiva, la cinta no hay por dónde cogerla, aunque gracias a lo comentado se pasa un rato algo entretenido, pero sin nada de emoción. Tendremos que esperar a la nueva película de Denzel, a ver si escoge mejor en la próxima. Me juego lo que sea que Imparable estarán echándola el próximo año en la sobremesa de alguna de nuestras grandes cadenas de televisión.

Mi nota: 5,4