"Biutiful" grande Bardem.

Uno sale desolado al salir de Biutiful. El relato que nos cuenta aquí Alejandro Gónzález-Iñárritu (Amores perros, 21 gramos) es realmente desgarrador, cruel y desesperanzado. Es un camino, por desgracia, que tienen que hacer ciertas personas en la vida. Porque todo debe haber en la viña del señor, y aunque sepamos de sobra que existen circunstancias extremas hacia ciertas personas del mundo, normalmente no lo vemos o no queremos verlo. Es un camino muy duro y en él va Bardem, a paso de gigante, haciéndose el amo y señor de la función.

Biutiful es una película muy difícil de dirigir. Se centra en varias historias que van casi cogidas de la mano, una el personaje de Bardem, un "matao" de la vida, sin aspiraciones, con una familia rota, que intenta ayudar a inmigrantes a ganarse unos euros de una de las fomas más lamentables posibles, y con condiciones inhumanas. Sobrevivir, y el más fuerte lo conseguirá. La cinta de Iñárritu introduce un elemento paranormal que lo veo quizás un poco fuera de lugar con el resto del film. Una mota de polvo. La visión de esa Barcelona gastada y demacrada, vieja y pobre, es espectacular y causa sensación. La miseria que puede llegar a alcanzar los niveles de la vida humana está descrito por el personaje de Uxbal de una forma inmejorable.

Sin embargo, la cinta en conjunto es un tanto irregular, y no alcanza la maestría de las anteriores filmadas por el director mejicano. Tiene momentos muy inquietantes y muy duros, pero la nota la pone Bardem. Él y sólo él es la película. Se adueña de ella desde el primer instante. Fuera de su personaje hay cosas que nos creemos y otras que no. Con él nos lo creemos todo. Impone a Uxbal de una fuerza indemne, de una sutileza impagable. Su padre de familia decepcionado, su hombre de "negocios" desgraciado posee una vitalidad soberbia. Parece que ha nacido siendo el personaje, siendo Uxbal. A su lado, Eduard Fernández que también es un gran actor, no hace más que contemplar uno de los mejores papeles de este año. El guión sin Arriaga flojea, pero estando Bardem presente no se nota. Él va a otro ritmo, ha impuesto el suyo propio. Se une al contexto obligado de la trama, pero no tiene nada que ver con la cinta en profundidad. El personaje no está creado, existe de verdad, palidece en realidad, sufre como el que más, es uno de nosotros. La interpretación de Bardem roza la perfección, sin temor a decirlo. Allá donde la película flojea él la levanta y hace que no nos fijemos en ella, nos fijamos sólo en él. Es la razón principal del visionado y nos relata su propia condición humana.

Quizás por todo lo mencionado antes se ha merecido la palma de Oro de Cannes a Bardem. Sin embargo, la cinta, salvo en los Globos de Oro, no ha recibido muchas nominaciones. Y es que vuelvo a repetir, esta película es sólo de él. Gustavo Santaolalla no está demasiado fino en esta banda sonora y la fotografía de Rodrigo Prieto ha dejado un poco que desear. Es inevitable hablar de Bardem, ya que es el motivo principal del film. Ha logrado superarse, no se basta con dejarnos una simple interpretación busca-premios, es un personaje real que lucha por su familia de la única forma que sabe y puede. Lo borda y plasma en pantalla, a un nivel nunca antes visto por un actor español. Como si de Brando se tratara, Bardem sintetiza a Uxbal de forma que engancha al espectador, te hipnotiza, como si se metiera en tu cabeza, y sufres por él.

Biutiful es una buena película, que quizás con mayor colaboración de Iñarritu o de ciertas escenas, no sé bien que es lo que falla, se hubiera convertido en una obra maestra. Quizás la soberbia interpretación de Bardem hace que al resto lo vea como insignificante. Me recuerda al caso de Training Day (Alex Proyas) donde Denzel Washington lo eclipsaba todo, y sin embargo la cinta tan sólo estaba bien. No se puede negar que el hilo es él, todo el peso lo lleva con gran maestría, sí señor. A este paso, generaciones futuras van a tener que aprender muchísimo de este actor. Grande Bardem.

Mi nota: 7,2