lunes, 2 de agosto de 2010

Especial Christopher Nolan: "Memento" (2000)

Christopher Nolan sorprendió a más de uno en el año 2000. Fue el año de Memento. Una de sus películas más personales, y por supuesto, la más independiente. Nominada a dos Oscars de la Academia y al Globo de Oro, esta cinta de suspense con toques de cine negro fue haciéndose un hueco y logró lo que Following no pudo hacer en su día: conseguir una aceptable distribución nacional e internacional. El argumento es el siguiente: Leonard (Guy Pearce), investigador de seguros, padece la pérdida de la memoria reciente. No puede crear recuerdos nuevos, curiosamente lo último que recuerda es el asesinato de su mujer (con el que comenzará una obsesiva búsqueda) y hecho en el que se produjo su golpe y posterior enfermedad.



Si bien la trama de memento carece de originalidad (la búsqueda desesperada del asesino mezclado con sed de venganza) no lo es así en su ritmo y montaje. Nolan, director principiante nos da la primera lección de su soberbia capacidad de poner al espectador contra las cuerdas. Memento contada de forma lineal sería una película más, con unas excelentes interpretaciones (magnífico Pearce, y notables Carrie-Ann Moss y Joe Pantoliano) pero de ahí el mérito del director. La película esta contada al revés. Como si a medida que hicieramos el esfuerzo de recordar algo que buscamos en nuestra mente, pasamos antes por recuerdos más nuevos. La cinta va hacia atrás en el tiempo y el montaje del que hace gala Nolan es sencillamente espectacular.




Nolan juega con nosotros. Nos propone demostrarnos hasta dónde llega nuestra capacidad de seguir la historia al revés. Nos plantea que cada cabeza del ser humano es un mundo. Y nos plantea la idea de que sin los recuerdos no somos nadie. Porque ¿cómo presumir de algo que no sabes si has hecho? ¿cómo afirmar ser alguien que en realidad no eres? La solvente interpretación de Guy Pearce (para mí la mejor de toda su carrera) hace que nos identifiquemos con el personaje. Que nos planteemos esas preguntas. De si es mejor recordar lo que has sido, o mejor olvidar ciertos recuerdos.



El guión de memento, en solitario de nuevo por Christopher Nolan (basado en un relato de su hermano Jonathan), está perfectamente elaborado y llega a crearte ansiedad por saber si todas las piezas encajarán al final. De nuevo David Julyan pone sonido a la banda sonora, esta vez algo más destacada, pero dejando que desear. Desde su estreno, memento ha sido considerada una cinta de culto y no es para menos. Nolan acierta en dotar los numerosos flashbacks en tono de blanco y negro. Memento es única por muchos aspectos, pero sobre todo el estilo narrativo que usa Nolan y su original montaje hacen de ella una perla del cine contemporáneo y un clásico del cine negro y de suspense.



Memento es una película que será recordada (no es paradójico) por muchos y ostenta uno de los puestos entre las treinta mejores películas de la historia. No es para menos, ya que la capacidad de este director para involucrar al espectador es enorme. Y a la vez hace que reflexionemos sobre nosotros mismos. ¿Realmente nos conocemos porque recordamos, porque tenemos memoria? Quizás algunos recuerdos sean mejor olvidarlos... a ver ¿por dónde iba?

Mi nota: 8,5

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